sábado, 11 de abril de 2009

Los Puertos


Refugio de embarcaciones, igual que un remanso puestos sobre las aguas inquietas. Eso parecen los puertos. Seno seguro de naves; tienen algo de materno. Allí se duermen los barcos despúes de rudo ajetreo atravesando las millas por entre mares y vientos. Allí reposa cautivo el sueño de los viajeros que guardan siempre memoria de aquellos puertos que vieron. Allí descansa serena, la mole fundida de hierro del coloso de los mares, y el endeble barquichuelo. Allí se truncan los viajes y empiezan viajes nuevos. Y se anublan esperanzas y nacen nuevos empeños. Allí recuerda el mariero canciones de marineros que cuando chico aprendiera entre los brazos paternos. Allí nusitan las horas barcarolas de los vientos, entre jarcias y trinquetes mesanas y masteleros. Allí revive nostalgias de caros, remotos tiempos, el hombre dado a los mares y por los mares devuelto. Y hay no sé qué melancólico en ese refugio abierto que despide a los que parten y espera a los que se fueron. ¡Hay no sé qué inolvidable, yo no sé qué de hechicero en ese abrigo de barcos, que detiene el pensamiento con no sé qué de tristeza! ... ¡No sé qué tienen los puertos!

No hay comentarios: